Se trata a un asunto que concierne a la salud pública. Aunque normalmente paseemos por la calle sin apenas fijarnos en ellas, las alcantarillas están pensadas para drenar todo el agua procedente de la lluvia y así evitar filtraciones en los edificios o inundaciones.
Si no se realizase su correcto mantenimiento, podrían obstruirse y provocar graves problemas.
Este mantenimiento corresponde a los ayuntamientos de cada localidad pero podemos encontrarnos con alcantarillado que corresponde a zonas privadas, las cuales dependerán de las comunidades de vecinos, de las viviendas contiguas, etc. Normalmente estas zonas privadas suelen ser un elemento que se descuida hasta que da problemas y se vuelve prioritario llamar a una empresa de desatascos.
Tenemos que tener en cuenta que es necesario realizar inspecciones periódicas de los alcantarillados para que no se produzcan atascos y se mantengan intactos el mayor tiempo posible.
Pero las alcantarillas no sirven solamente para drenar agua. Tener estas en perfecto estado y limpias, es prescindible para evitar problemas medioambientales y de insalubridad.
Existen razones fundamentales para que tanto ayuntamientos como particulares presten especial cuidado a la limpieza de alcantarillado como a su mantenimiento; en las siguientes líneas te explicamos porqué es tan importante que estén en óptimas condiciones:
Evitar atascos
Aunque la mayoría de nosotros tenemos cuidado y nos comportemos de forma cívica, no podemos evitar que por accidente se cuelen desechos que puedan obstruir estas alcantarillas.
Así las empresas de desatascos se habrán encontrado algodones, plásticos o toallitas húmedas, etc. al realizar la limpieza.
Previr malos olores
Los aceites usados, las pinturas o los productos químicos que desechamos en nuestras casas de manera incorrecta (existen puntos limpios dónde dejarlos) pueden terminar atascando las alcantarillas, haciendo que los restos de comidas en descomposición no sean arrastrados por el agua. Estos restos, al empezar a descomponerse, generan malos olores y gases que terminan saliendo por las alcantarillas (sobre todo en épocas en las que se acelera esta descomposición por el calor).
Prevenir filtraciones
Cuando se desborda el agua de una alcantarilla que ha quedado atascada (por hojas, polen, suciedad, mal uso o el paso del tiempo), el agua que brota puede acabar dañando las estructuras de las viviendas y el mobiliario urbano que se encuentre cerca de ella.
Evitar inundaciones
Es la principal función por la que conocemos los alcantarillados. Mucha agua de lluvia de repente o la crecida de un río inesperada es absorbida por los alcantarillados, evitando así que locales, bajos, sótanos y aparcamientos queden devastados.
Prevenir la proliferación de enfermedades
La peste fue una de las primeras razones por las que se inventaron los sistemas de alcantarillado. Todas las aguas residuales contienen una mezcla de bacterias, suciedad y gérmenes que si no se desechan de forma correcta podrían provocar la aparición de enfermedades en humanos y animales.
Evitar la aparición de plagas
Cuando tenemos residuos acumulados tenemos un incentivo para que roedores y otro tipo de animales se acerquen a la zona para comer. Las plagas de moscas, mosquitos o cucarachas proliferan en aguas estancadas y sus plagas ponen en serio peligro nuestra salud, ya que son transmisores de enfermedades y bacterias.
Evitar la contaminación del medio ambiente
Si estas aguas residuales (con productos tóxicos, aceite, restos de comida) permaneciesen en un lugar por mucho tiempo afectarían a la fauna y la flora de ese sitio, ocasionando incluso la muerte de plantas y animales que estuviesen en contacto con ella.
Solamente basta con imaginar la cantidad de personas que hay en las ciudades, cada una de ellas produciendo litros de agua desechable; Y si las juntamos con todo el agua que producen los camiones de limpieza y los operarios de la limpieza de ciudades, podríamos imaginar en qué ambiente viviríamos si no tuviésemos una red de alcantarillado.